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Ian Curtis, Joy Division lamento en la oscuridad.

Ian Curtis, Joy Division lamento en la oscuridad.
Apaga la luz, acurrúcate en tu rincón favorito, tírate boca arriba en tu azotea y mira el cielo nocturno, o simplemente cierra los ojos, prepárate para la experiencia oscura, dolorosa de la música de Joy Division y la voz de ultratumba de su vocalista e icono del rock dark y gótico, Ian Curtis.
Joy Division nace en Inglaterra en 1976, un contexto donde el movimiento punk marca la vanguardia y presta voz a los jóvenes ingleses hartos del desempleo, la desesperanza y la falta de perspectivas. No sobra recordar canciones como "God save the Queen" o un himno que retrata el sentir de esa generación: "Anarchy in the UK", en medio de tales gritos, Bernard Sumner, Peter Hook y Terry Mason forman Stiff Kittens. En aquel otoño durante un concierto de Sex Pistols y The Clash, Bernard conoce a Ian Curtis, quien se incorpora luego de un mes al grupo.
Este es el inicio de una banda que habría de marcar con su corta trayectoria la historia del rock.
Curtis, era un joven de mirada meláncolica, expresiva cara llena de tristeza, dueño de una sensibilidad exacerbada por su deteriorada salud, epilepsia, condición que lograba en él un estilo catártico de interpretar en el escenario. Tan oscura y brumosa como una tarde londinense, Ian era la síntesis de una generación inconforme y desencantada; sumada a su apariencia triste, su romántica idea de morir joven y su voz podían llegar a lo más profundo del alma, la cadencia, el ritmo de cada una de sus canciones, retrata un profundo universo existencial, lleno de pesimismo y de referencias a un mundo irremediablemente fatuo y trivial, pero sobre todo insoportable, insoportable el vértigo de la existencia, la oscuridad de la depresión y la quebradiza línea entre la vida y la muerte.
Nada parecía ser banal en el mundo de Curtis, incluso el nombre Joy Division está lleno de ironía, tomado de la novela sobre los campos de concentración nazis "The House of Dolls" de Karol Cetinsky. La "División de la Alegría" se conocía a la sección donde las mujeres prisioneras eran forzadas a servir de prostitutas a los oficiales nazis.
Estas circunstancias produjeron una música oscura, para muchos el nacimiento del dark, por sus atmósferas, por sus letras, su desesperanza destilada de una sociedad hiperpoblada, pero que aísla a los seres humanos en una isla infranqueable de soledad, dolor, angustia, nada. "Creo que los sueños siempre acaban / no se elevan / sólo descienden / pero ya no me importan más / He perdido la voluntad de querer más", ahora pues imagina las penumbras a tu alrededor escuchando a un visionario, a un profeta, que un día antes de ir a su primera gira en EU, decide colgarse, no sé si para evitar hacer de su música una mercancía sin sentido o harto de una existencia que la epilepsia mermaba. Así en un 18 de mayo de 1980, Ian Curtis se ahorca en la cocina de su casa, una nota escueta nos transmite su desánimo ante la vida: "En este momento quisiera estar muerto. No aguanto más".
28 años sin Ian Curtis, sin sus movimientos incontrolados, sin su voz del más allá, sin sus canciones íntimas y desesperadas: entonces un tributo a esta alma que seguro deambula de vez en cuando por los cielos nublados de octubre en esta ciudad de muertos sin descanso, así pues saca el disco de su funda, programa tu reproductor, con tres canciones: "Atmosphere", "She lost control" y "Love will tear us apart".
Hipnotizados por su voz, disfrutemos de la oscuridad que nos rodea, seamos conscientes de ya ni el amor puede salvar este mundo que se va al infierno sin postergación y junto con Ian Curtis aullemos: When the routine bites hard/ And ambitions are low/ And the resentment rides high/ But emotions won’t grow/ And we’re changing our ways,/ Taking different roads/ Then love, love will tear us apart again"

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